'Astérix: La residencia de los dioses': ¿Qué han hecho los romanos por nosotros?

Sinopsis
Estamos en el año 50 A.C. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y detienen siempre al invasor. Exasperado por la situación, Julio César decide cambiar de táctica: como sus ejércitos han sido incapaces de imponerse por la fuerza, será la misma civilización romana la que se encargará de seducir a los bárbaros galos. Para ello, ordenará construir al lado de la aldea una lujosa residencia para romanos: “la residencia de los Dioses”. ¿Podrán nuestros amigos galos resistirse a la tentación del dinero y el confort romano? ¿La aldea se convertirá en una simple atracción turística? Astérix y Obélix tendrán que esforzarse para frustrar los planes del César.

Ficha Técnica
Título original: Astérix: Le domaine des dieux
Año: 2014
Duración: 82 min.
País: Francia
Directores: Louis Clichy y Alexandre Astier
Guión: Alexandre Astier, basado en el cómic homónimo escrito por Rene Goscinny y Albert Uderzo
Música: Hubert Cornet


Crítica
Antes de que cineastas como Claude Zidi o Alain Chabat mancillasen el buen nombre de Astérix con propuestas cada vez más cutres y acartonadas, los padres del irreductible galo temían claro que sólo la animación bidimensional podía ser realmente fiel a sus icónicas viñetas. Así nacieron joyas como “Astérix el Galo” y, sobre todo, esa obra maestra titulada “Astérix y las doce pruebas”, esta última dirigida por los mismos que a cuatro manos dieran forma y fondo a los personajes del cómic.

Veinte años han pasado ya desde su última aventura animada, desde aquella floja “Astérix en América”  que ya mostraba serios síntomas de desgaste, pero que aún así seguía estando por encima de las adaptaciones con actores de carne y hueso que llegarían unos años después. Los franceses parecen haber aprendido la valiosa lección, como los españoles con Mortadelo y Filemón. La mejor manera de ser fiel al original es volver a la animación, en este caso tridimensional.

Y el resultado se nota, para mejor. Con “Astérix: La residencia de los dioses”, los personajes de Goscinny y Uderzo vuelven a tener el carisma de sus hermanos en papel. Astérix vuelve a ser el aguerrido protagonista y no el acompañante. Obélix vuelve a ser el bonachón de mirada tierna e infantil. La cinta vuelve a tener el aroma de esos clásicos animados que durante medio cuarto de siglo llevaron a la Galia al status que merecían.

Gracias a la animación 3D de altísima factura técnica, Astérix y Obélix pueden gesticular como nunca antes lo habían hecho, tener el carisma que jamás tuvieron actores como Gérard Depardieu para darles vida. Pero no sólo eso. Los cineastas Louis Clichy y Alexandre Astier consiguen un nivel de fidelidad elevadísimo con respecto al cómic, incluso en los momentos en los que se intentan distanciar del mismo y tiran de libertad a la hora de adaptarlo. Hacia mitad de película, sus responsables cambian el acto final de la historia original para hacerla más cinematográfica, y aún así se mantienen fiel a su espíritu. Las referencias a “King Kong” o “El señor de los anillos” se suceden sin que sientas que se pierde la esencia del tebeo.

“Astérix: La residencia de los dioses” viene a responder a la pregunta de los Monty Python de “¿Qué han hecho los romanos por nosotros?” a base de agudeza e ingenio. Una aventura entretenidísima que busca acercar a los más pequeños la obra de Goscinny y Uderzo, y a la vez consigue contentar a los fieles seguidores del tebeo y a los adultos de la familia. Tarda algo en arrancar, pero una vez lo consigue pisa el acelerador y no lo levanta hasta el final. Gracias a ella vuelven los diálogos punzantes, los juegos de palabras y esa mala leche revestida de aparente ingenuidad con la que la cinta se burla del capitalismo, de las reivindicaciones sociales, de los derechos de los trabajadores, de los nuevos ricos o de la colonización. Por fin desde hace décadas, Astérix tiene la adaptación que se merece.

NOTA: 7.5 sobre 10

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ESCRITO POR Gerardo Medina Pérez

Colaborador de Much Cine. Devorador empedernido de joyas, algunas no muy relucientes, del séptimo arte. Lo mismo me puede gustar El padrino que Payasos asesinos del espacio exterior

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